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Una de las “advertencias” más reiterativas cuando estás por convertirte en mamá o papá es lo mucho que cambiará tu rutina de descanso una vez que tu pequeño llegue a casa.
Y es que no es ningún secreto que durante los primeros meses de vida de tu hijo este tendrá que acostumbrarse a la rutina fuera de la panza de mamá, lo que incluye lidiar con los factores ambientales como el cambio de temperatura, el ruido y por supuesto, las necesidades fisiológicas como comer o sentirse cómodo, limpio y seco.
Maternar y/o paternar es una labor titánica en la que no hay horario, días festivos o vacaciones. Sin embargo, uno de los momentos que muchas de las familias aprovechan para recuperar energía es, sin lugar a duda, la hora de ir a dormir de los pequeños.
En teoría, este momento parece ser el sueño prometido de cualquier persona que esté al cuidado de un niño, sin embargo, en la realidad no siempre se llega al final del día en total calma y tranquilidad, pues la hora de irse a la cama suele ser complicada para los niños.
Los hábitos de sueño de los niños varian dependiendo de su edad, pero existen algunas recomendaciones generales que te ayudarán a pasar mejores noches.
Las recomendaciones a poner en práctica para ayudar a tu bebé a dormir mejor
- Aprovecha al máximo el día, durante las horas de sol busca algunas actividades para disfrutar junto a tu hijo. Pueden platicar, ir al parque, dedicar un momento a la lectura o incluso preparar algún postre. Esto lo ayudará a dormir por periodos más largos durante la noche.
- Durante la noche mantente cerca, pero sin ser invasivo. Si bien durante los primeros meses de vida de nuestro hijo se sugiere estar muy pendientes de sus movimientos y sonidos, para evitar la llamada muerte de cuna, lo recomendable es que aunque el bebé duerma en tu habitación, lo haga solo y en un espacio diseñado para su descanso, como un moisés o cuna.
- Instaura una rutina, esto se convertirá en una señal que le indique a tu hijo que está por llegar la hora de irse a la cama. Nadie conoce mejor a tu pequeño que tú, así que dependiendo de sus gustos puedes definir los pasos que seguirás para inducirlo a este momento de calma. Un baño, cantarle una canción, leerle un cuento, sustituir la luz de la habitación por una lámpara, pueden ser algunas pistas con las que tu hijo identificará que llegó la hora de dormir.
- Lleva a tu hijo a la cama cuando percibas algunas señales de sueño como sentirse molesto, enrojecimiento de sus ojos o mirada perdida. Es importante que los niños vayan a la cama en un estado de somnolencia, para que puedan relacionarlo con el proceso de dormir. Además está comprobado que cuando los bebés están cansados producen cortisol, una hormona que dificulta que se relajen y por lo tanto aumenta la probabilidad de que se interrumpa su sueño.
- Si tu hijo llora o está inquieto antes de quedarse dormido, solo dale tiempo para que pueda encontrar una posición cómoda. Háblale y reconfórtalo para que se sienta seguro.
- Si por la noche necesitas alimentar o cambiar a tu pequeño hazlo de manera cuidadosa, evita las luces o ruidos fuertes, para ser lo menos invasivo con la atmósfera de calma. Esto le dará el mensaje de que debe continuar descansando.
Cada niño es diferente, así que no esperes que la fórmula que te dio resultado con tu primer hijo o con el pequeño de tu mejor amiga resulte infalible en toda ocasión.
Antes de tirar la toalla, recuerda que tanto para ti como para tu hijo todo esto es un proceso, en el que obtendrás mejores resultados si haces de la paciencia y la constancia tus mejores aliados para salir victorioso de lo que podría parecer una novatada.